Detección e intervención
¿PORQUÉ INVERTIR EN LA DETECCIÓN PRECOZ Y EN LAS INTERVENCIONES BREVES
DE LAS RELACIONES RIESGOSAS?
Estudios epidemiológicos sobre el consumo de alcohol a nivel internacional indican que una pequeña proporción de las personas que usan alcohol manifiestan síntomas de dependencia y que una mayor proporción tienen serios problemas asociados a su forma de beber, sin ser dependientes. A diferencia en el uso de tabaco, la gran mayoría de los consumidores son dependientes del tabaco.
Para las otras drogas, la proporción de la población que no consume o tiene un consumo experimental u ocasional es mayor que para el alcohol, la proporción que tiene un consumo dependiente es semejante al alcohol o aún más bajo, y una proporción significativa de la población que la usa tiene un consumo intermitente de alto riesgo.
Es cierto que los dependientes al alcohol o “alcohólicos” son más propensos a experimentar y/o causar mayores daños en comparación con otro tipo de bebedores, pero si se toma en consideración la forma en que se distribuye el consumo en la población general, se observa que existen “más personas con consumo riesgoso y/o peligroso” que individuos que cumplen los criterios de dependencia. Como resultado de esta diferencia, la mayoría de los problemas relacionados con el alcohol son ocasionados por las personas que en general beben de forma moderada, pero que ocasionalmente se arriesgan más de lo que deberían. Muchas personas fluctúan entre periodos de consumo de bajo y alto riesgo, sin progresar necesariamente a la dependencia.
Es muy probable que estos bebedores presenten algún tipo de consecuencias personales, sociales, familiares, laborales, legales, accidentes, etcétera. Además, a diferencia de lo que ocurre con los dependientes, muchas de estas personas no buscan ayuda ni tratamiento para sus problemas de consumo y no se detectan oportunamente, a pesar de ser quienes más usan los servicios de salud, por consultas de problemas agudos, tales como golpes y accidentes, molestias gastrointestinales, crisis de ansiedad, etc.
El consumo riesgoso o en riesgo se entiende como aquel hábito de consumo que pone a la persona en riesgo de sufrir consecuencias negativas. Se trata de un patrón de consumo de sustancias tal, que si persiste en el tiempo o se da en condiciones y situaciones desfavorables, exista una alta probabilidad que se trasforme en un consumo problema, sea por la aparición de daños a la salud (trastorno por consumo nocivo o perjudicial, enfermedades físicas) o de otro tipo de consecuencias negativas. El uso riesgoso, es una condición previa al consumo problema (MINSAL 2005).
Con el objetivo de dar respuesta a esta población que presenta consumos riesgosos y problemáticos de drogas sin dependencia, se han generado estrategias para la detección precoz, la intervención breve y la referencia asistida (SBIRT). El SBIRT (Screening, Brief Intervention and Referral to Treatment) es una estrategia de Salud Pública orientada a buscar intencionadamente casos, con el fin de reducir o eliminar el nivel de riesgo que presentan los consumidores de sustancias y evitar así problemas de salud y futuras discapacidades. Una forma utilizada para denominar el SBIRT es español es DIRT:
Detección precoz de problemas actuales o potenciales asociados al consumo. Intervención con estrategias Breves para apoyar a las personas a reducir su nivel de riesgo. Referir los casos con riesgos más elevados para una evaluación diagnóstica más precisa y recibir Tratamiento especializado.
La Detección precoz del nivel de riesgo o tamizaje, busca identificar de manera oportuna a las personas que están en riesgo, debido a su consumo de sustancias. La finalidad de detectar a las personas en riesgo es ofrecerles una Intervención Breve que reduzca su nivel de riesgo, disminuya la severidad de sus problemas psicosociales o de salud que se asocian a su consumo, así como la probabilidad de desarrollar dependencia. Esto puede lograrse a través de estrategias psicoterapéuticas de baja intensidad y de corta duración que reciben el nombre genérico de “intervenciones breves” e incluyen una extensa gama de actividades que varían en contenido, duración, intensidad, metas y escenarios. Las intervenciones breves, también han recibido el nombre de “consejo simple”, “intervenciones mínimas”, “consejo breve” o ”orientación a corto plazo”. Pueden ser simples sugerencias para reducir el consumo dado por un profesional o una serie de intervenciones previstas dentro de un programa de tratamiento, es decir, son un conjunto de procedimientos simples, breves y estructurados, para dar ayuda oportuna y eficaz a las personas respecto a su consumo de sustancias.
Al aplicar pruebas de detección o tamizaje a todas las personas que acuden a un servicio de salud, también se puede detectar a individuos que ya están presentando problemas debido a su consumo de alcohol, tabaco u otras drogas. Cuando el riesgo indica un posible consumo problemático o dependencia, es necesario Referir o Derivar asistidamente a la persona a centros especializados en la atención de las conductas adictivas para que les realicen una prueba diagnóstica más específica y reciban el tratamiento adecuado.
Posterior a la aplicación del instrumento y la tabulación de los resultados, las personas se agrupan en 3 niveles de riesgo:
Riesgo bajo. Los usuarios con puntaje de 4 o menos (11 para el alcohol), aunque pueden usar sustancias ocasionalmente, no tienen actualmente problemas relacionados con su consumo y el riesgo de desarrollarlos es bajo. Se recomienda retroalimentar al paciente sobre su patrón de consumo y brindar información.
Riesgo moderado. Los usuarios con puntaje entre 4 y 20 (11 y 26 para el alcohol) están en riesgo moderado de desarrollar problemas de salud u otras complicaciones, incluso pueden estar teniéndolas ahora. Continuar con ese patrón de consumo conlleva una mayor probabilidad de futuros problemas de la salud y de otro tipo, incluyendo la dependencia. El riesgo aumenta en quienes tienen un historial de consumo de sustancias y dependencia. Se recomienda retroalimentar al paciente sobre su patrón de consumo y dar una intervención terapéutica breve.
Riesgo alto. Una puntuación mayor de 20 (27 para alcohol) sugiere que el usuario está en un alto riesgo de dependencia y probablemente tenga problemas de salud, sociales, económicos, legales y relacionales como resultado de su consumo.
Una vez obtenido el nivel de riesgo, lea con el usuario cómo deben interpretarse estos resultados y ofrezca algunos ejemplos de los problemas relacionados con cada sustancia consumida, esta información se encuentra en la tarjeta de retroalimentación.
Los problemas relacionados con el consumo de sustancias están vinculados a múltiples factores que modifican los riesgos, entre ellos la historia familiar de problemas de consumo de sustancias, la comorbilidad psiquiátrica, edad, género, estatus socioeconómico, etc.